Las grandes ligas fracasan en el Mundial de Brasil

Sao Paulo (Brasil), 27 jun (EFE).- Las grandes ligas europeas, las que cada temporada presumen de poner en escena competiciones de mayor nivel con futbolistas de mayor enjundia, tuvieron una discreta repercusión en Brasil 2014, de donde se han marchado con la sensación de fracaso y de forma precipitada.

La Liga española, el Calcio italiano y la Premier, tradicionalmente consideradas como el gran escaparate del fútbol mundial, el destino que eligen las grandes estrellas mundiales, han quedado borradas por el gris papel de los equipos nacionales representantes de estos torneos.

Grandes desembolsos, equipos históricos y sonoros reclamos no han servido para desarrollar a las respectivas selecciones, que han acaparado gran parte de las decepciones de Brasil.

La Bundesliga, una competición que emergió poco años atrás y considerada como la otra gran poderosa, es la única que ha consolidado la fortaleza de su equipo nacional, desde hace varias temporadas asentada entre los firmes candidatos. Seguramente, sea la representación europea que resta más sólida en Brasil.

España contempla cada domingo los duelos entre Leo Messi y Cristiano Ronaldo y la evolución de Neymar. Los ‘cracks’ mundiales, la mayoría de los mismos que han sacado la cabeza en el Mundial 2014 forman parte de la competición española, que cada año adquiere cualquier sonora novedad para centrar la atención del universo futbolístico

El Real Madrid se proclamó campeón de Europa y el Atlético subcampeón. El Sevilla conquistó la Liga Europa. Mientras el Barcelona ha sido el dominador en los tiempos recientes.

Aún así, acentuado con su condición de campeón, no fue capaz de superar a Chile y quedó sonrojado ante Holanda, cuya competición local está en un nivel medio en el Viejo Continente.

El paso de la selección española por Brasil más que a decepción suena a fracaso. El equipo de Vicente Del Bosque fue incapaz de dar la talla esperada y fue la primera eliminada del torneo. Con una precipitación insospechada.

Llamativo fue lo que sucedió en el grupo D, donde coincidieron Inglaterra e Italia junto a Costa Rica y Uruguay. Ninguna de las europeas salió airosa. Ninguna estará en las eliminatorias de octavos.

Inglaterra fue incapaz de ganar un solo partido. Se marchó con un solo empate, intrascendente, frente al combinado costarricense, la gran revelación.

El conjunto de Roy Hodgson, con una revolución a medio hacer, dio buenas sensaciones sobre el césped. Insuficiente para plasmar el esplendoroso futuro que aguarda a muchos futbolistas de su país, la mayoría del Liverpool.

Los Reds fueron subcampeones de la Premier en un año sobresaliente. Sin embargo, a las promesas inglesas no les da aún para pujar entre los grandes combinados del mundo.

La eliminación de Italia fue una sorpresa.

El conjunto de Cesare Prandelli recuperó tiempo atrás el nivel competitivo. Tras Sudáfrica 2010 se regeneró.

Actualizó su estilo. Y se puso a la altura de los mejores con una mezcla de veteranía y juventud.

Subcampeona europea en Polonia y Ucrania se esperaban grandes cosas de los Azzurra, aún sumidos en una competición local víctima de las penurias económicas y que cada año comprueba la fuga de sus grandes reclamos.

Fue de más a menos Italia, que solo pudo con Inglaterra en la primera jornada y finalizó batido por Uruguay y con Prandelli dimitido.

España, Inglaterra e Italia son el ejemplo de los grandes torneos estancados en Brasil. Igual sucede con Rusia, metido en cuantiosas inversiones para relanzar su fútbol y que salió también malparado de la mano de Fabio Capello. O Portugal, con potentes e históricos equipos en su Liga, liderados por Cristiano Ronaldo, que han tenido un paso fugas por el Mundial.

Francia, que revitaliza la Ligue 1 de la mano de clubes como el Paris Saint Germain y más recientemente el Mónaco, es la sensación europea de Brasil.

La Bundesliga, la referencia en cuanto a organización y asentamiento del fútbol continental, se asienta como potencia mundial, como aspirante a la copa. Bélgica, aún sin un torneo local de referencia, rentabiliza la explosión de una de las mejores generaciones de su fútbol.